-¡¡Y que asaltan a riguito !!-
-¿Que riguito?-
-Pos el hijo de tu comadre Juana, la costurera.-
-Ayy mi ahijado riguito, ¿Como que lo asaltaron?-
-Sí, cuando salía del mercado, andaba comprando el chamaco, que lo agarran unos hombres, dicen que le quitaron todo, pero no sé que es todo, ¿qué le habrán podido quitar? si no tiene nada, ya ve como está la crisis.
-Ayy pobre riguito, ¿Y no le paso nada?-
-Pos nomas le agarro el susto y un par de cachetadas que le dieron los hombres, el pobre esta todo flaco que yo creo que les dio pena pegarle, lo hubieran partido en dos, ya le dije a tu comadre que le fregara con manteca de cacao y que le pusiera hojas de granadilla en el pecho pal espanto, no se le valla acercar el muerto por el susto.-
-Ay que muchacho, pero el que andaba haciendo por el mercado? El es hombre, no tiene que andar en esos lugares.-
-Pos lo que se, es que a tu comadre Juana se le acabo el jabón de olor pa bañarse, y ve como es de presumida la mujer, pos que también quería el champú, y que lo manda al mercado, no ve que ahí esta don Rufino, el de los jabones. Pos que lo manda pa que le comprara su champú de aguacate que dicen que es bien bueno pal cabello, vaya a uste a saber, está bien caro, que vandar comprando una esas cosas, pero sí que debe ser bueno, ese hombre hace cosas que huelen rete sabrosas, yo siempre que voy por mi pollo me voy hasta el último puesto pa pasar por delante de él, dijo,… de su puesto, cuando paso siento como si me llevara su olor en el mandil, el olor de los jabones claro, no vaya a pensar mal, pero eso me dura poco porque me meto por el pollo y siento que salgo oliendo a rabadilla, así que tengo que pasar de nuevo por delante de don Rufino, bueno delante de ..Ay uste me entiende, pa poder llevarme de nuevo su olor…..de los jabones.-
-¿Y que nadie vio, pa que le ayudara a mi muchacho?-
-uyyy doña Micaelita, quien cree que le va estar ayudando al pobre chamaco, nomas vieron que lo agarraron y todo el mundo a correr y a esconderse por donde pudo, ¡¡nooo!!, si en este pueblo quien cree que va a arriesgar su pellejo por otro, aquí vale más aquí corrió, a que le ayudo a otro, y también se lo echaron. No se acuerda cuando vinieron los policías por patricio, el de las verduras, el que usted decía que sus rabanitos eran los más colorados y grandotes de todos-
-Ay doña cleme… -
-No se me ponga colorada Micaelita, que nadie me escucho, pero que no se acuerda, yo sí, porque precisamente ese día yo había ido por mi piernita de pollo pa mi pucherito.-
-Pero uste va todo los días por pollo, que no se harta de comer eso?--Lo que pasa es que tengo reumas y una artritis que no me deja, y doña Jovita me dijo que el pollo es muy bueno y tengo que comprarlo todo los días, pero en el puesto que está en el fondo, es más barato,… uste sabe. Pero le decía, yo iba pasando justo por el puesto de don Rufino cuando veo que llega la policía con armas y toda la cosa, don Rufino dice, que eran cuatro, pero le juro que yo vi todo un escuadrón, y que agarran a patricio, según esto no había pagado la renta del local, le tumbaron su puesto y se lo llevaron, y ni quien dijera nada, todo el mundo haga de cuenta como si no pasara nada, nomas imagínese que uno se meta uno con esos delincuentes, porque eso es lo que son unos delincuentes Micaelita, ¡¡nooo!!, con dos plomazos y ni Dios te ampara, y ya con el puesto regado, todos empezaron a levantar las verduras del suelo, y a correr se ha dicho -suspira-, si que se extraña a patricio, desde que se fue, deje de comer rabanitos, chayotitos y chile ancho,…no me mire así Micaelita, lo que pasa es que el daba muy barato, y ya ve como está la crisis.-
-Pues dicen que paso lo mismo con don Jaime, el de las veladoras-
- Uyy doña Micaelita, ese, es otro cuento, pero no, no fue así, a don Jaime le quitaron el puesto porque según él, era viudo, y al final resulto que siempre no, ¡¡nooo!!, si se armo el revuelto en el mercado ese día, yo me entere porque precisamente ese día, había ido por mis alitas de pollo pa mi pucherito, y ya ve que en ese lugar de todo se entera uno, y de tanto grito que armaban voltie a ver, y vi que estaba la muerta parada, cuando la vi pensé que era el mismito diablo, porque, pos yo la hacía muerta, y resulto que no, la cosa es que según doña Rosa, don Jaime dejo abandonada a su mujer por allá por Tijuana, cuando se iban a cruzar pa los Estados Unidos, y el que se regresa dejándola allá sin un peso, y cuando llego aquí, a todos nos dijo que a su mujer se la había llevado el rio que esta por allá, el que tienen que cruzar pa vivir en los Estados Unidos, todos le dimos el pésame, hasta me acuerdo, que le lleve un platito de dulce de camote que yo misma le prepare, como según era viudo se me hiso correcto hacerle compañía, y resulto que la mujer le vino a cobrar, lo que según ella había sufrido estando allá, doña Rosa dice, que la muerta se metió a la vida galante, y a lo mejor sí, porque yo la vi muy fufurufa cuando vino a quitarle todo al pobre de don Jaime. Y ya ve como está la crisis, que don Jaime ya no pudo levantar su negocio y prefirió irse del pueblo, doña Rosa dice que se volvió a ir pa Tijuana, que ahora sí, quería probar suerte en los Estados Unidos, pero eso dice doña Rosa, quien sabe si será cierto, ya sabe que esa mujer en muy chismosa.-
- ¿Y entonces, ya hay dos puestos vacios en el mercado?-
-Casi cuatro doña Micaelita.-
-¿Cómo que casi cuatro?-
-Si mire, se acuerda de Almita, la del puesto de pescados.-
-¿Almita?...a si, Almita la hija de doña Carmen, es verdad a la que encontraron por el barranco.-
- Ándele, ella, no me imagino todo lo que habrá sufrido.-
-Su mamá dice que la encontraron con vida, pero que no tardando se murió, que le faltaba mucha sangre.-- Sí, yo me entere porque, precisamente un día, había ido por mi pechuguita de pollo pa mi pucherito, y ahí me encontré a su mamá, muy pálida la pobre, y me conto lo que le paso, figúrese que a la chamaca se la llevo un hombre que nadie supo después como fue que desapareció, como si hubiera sido un fantasma, bueno, dice la mamá, que la muchacha medio muerta le dijo, como habían ocurrido las cosas, según ella el hombre la estaba esperando por la curva, que va a dar a la calle de san Lorenzo, y que ahí la agarro y se la llevo pal monte, que según, solo quería el dinero que llevaba Almita de su puesto, pero ya encarrerado el hombre, pues, se le antojo la muchacha, y a punta de golpes le hiso…pues uste ya sabe,… la violo pues, la pobre llevaba sus truchitas pa comer,…yo que ella, le hubiera dado un truchado al maldito hombre y hubiera corrido, pero a las mugres truchas no les paso nada, cuando la mamá fue por ella a levantarla, tuvo que levantar también las truchas, ni modo de desperdiciarlas ya ve como está la crisis-
-Ay pobre muchacha, no habría pasado ni los veinte verdad?-
-Diecisiete, para ser exactos.
-Fíjese, ahora ya una mujer no puede ni siquiera ir al mercado, por miedo a que le roben o peor, uste me entiende.
-Si doña Micaelita, pero no todas llevamos la misma suerte, imagínese a mí, solo me tocaría la violada, porque dinero, pues de donde, ni pa decir que me roban la inocencia, porque ya a mi edad, pues, no le puedo engañar, ni tampoco hacerme la santa.-
-Ay doña Cleme…-
-Y el otro puesto es don Gustavo, un muy buen hombre, pero ese ya casi no va, vendía remedios pa la salud, pal amor y esas cosas, pero así como anda la situación, es más probable, que una se quede solterona a que compre un ramito de esas hierbas pa amarrar hombre. Yo hasta pensaba que estaba muerto fíjese, hasta que un día, que precisamente iba por mis muslitos de pollo pa mi pucherito, que me lo topo casi frente al puesto de don Rufino, y que le digo, “don Gustavo que milagro, como toda la gente habla bien de usted hasta pensé que ya se había muerto”, y me dice, “no doña Cleme, hablan bien de mi porque nunca me ven, que si me vieran, ni sabríamos que tanto dirían”, y me conto que se quería ir también pa los Estados Unidos, y que si no me quería ir también, que él me ayudaba.-
-¿Y piensa irse?-
-No, como cree Micaelita, yo que voy andar haciendo en un lugar que ni conozco, luego con mis reumas y mi artritis, capaz me tengo que volver de la vida galante como aquella que le platique, y pa que quiere, mejor aquí me quedo, jodida pero, no puedo decir feliz, pero con vida.-
-Eso sí, ya solo basta esperar a que el tiempo diga.-
-Bueno doña Micaelita, ya le quite mucho tiempo, y apenas voy pal mercado, precisamente voy por mis mollejitas de pollo pa mi pucherito, no quiero que se vaya acabar, vaya a ver a su ahijado, y recuérdele a su comadre que le friegue manteca de cacao y que le ponga hojas de granadilla en el pecho pal espanto, no se le valla acercar el muerto por el susto.
-Si doña Cleme, despreocúpese que yo le digo, vaya con Dios.
-Y usted quédese con él, que con esta crisis, sí que lo necesitamos en todos lados.
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