domingo, 7 de septiembre de 2008

Idilio ...de Asenat

Se miró en el espejo por más de media hora, la estola colgaba por su cuerpo cubriendo la falda pegada y corta, el brasier de encajes floreados color turquesa ahogaba todo lo que se tambaleaba por dentro, el plumaje la hacía ver como un pavo real, contoneándose de un lado a otro tratando de no salirse del espejo, sus labios bajo un brillo barato mandaban besos apasionados a las niñas de sus ojos, la música del radio marcaba el sonido de la salsa y sin pensarlo movía su cuerpo agrandando su figura. El cinturón plateado con estrellitas rojas no pudo cerrar, no importaba, un rebozo de rayas verdes ocupó su lugar y bailó al compás de Willie Colón que le decía al oído,
…sólo me alienta el deseo divino de hacerte mía, más me destruye la incertidumbre que estoy pasando…
Y sonreía en el espejo, sin duda en ese momento alguien la deseaba, o al menos eso pensaba.
Las cremas compradas por catálogo cubrían su cara, crema antiarrugas con protección solar, no importaba que fuera de noche.
Un movimiento para abajo, un movimiento para arriba, los brazos arriba y las caderas a un lado, movía los pies descalzos enterrándolos en la alfombra manchada por mostaza,
…que a besos yo te levante al rayar el día y que el idilio perdure siempre al llegar la noche, y cuando venga la aurora llena de gocé, se fundan en una sola tu alma y la mía…
Nunca supo qué significaba idilio pero se podía imaginar como corría y se abalanzaba entre lo brazos musculosos de un artista de cine, güero como sólo ella quería y ojos de color de su rebozo, él la cargaba entre sus brazos y la hacía girar mientras su cabello se movía de un lado a otro como lo hacen las modelos de shampoo con aroma a lavanda y él la besaba en el cuello.
Las trompetas sonaban y su cuerpo se movía, cerraba los ojos para imaginar mejor, los abría para no tropezar con las pantuflas de cocodrilo que usurpaba el escenario, el espejo era pequeño o su resplandor artístico más grande que todo, sólo ella sabía que tan artista era. Cantaba sin hacer ruido pero en sus labios se deletreaban todas las palabras que salían de la canción, todos dormían como para poder presentar su show.
Volvían las trompetas y el sudor corría por su cara deshasiendo la cremosidad en sus mejillas, las plumas volaban por los aires y eran besadas apasionadamente sustituyendo a ese hombre musculoso ojos color rebozo, al amor de su vida que quizás jamás encontraría.
La música fue cesando poco a poco, sabía que todo llegaría a su fin, era hora de dormir, como la Cenicienta en su cuento de hadas al llegar la noche habría que descansar, secó el sudor de su frente y se recostó en su colchón pidiendo a Dios al príncipe azul que años atrás venía pidiendo, mientras que el coro de las letras y el sonido de las trompetas se apagaban poco a poco…
…Soñando, contigo, queriendo, que se cumpla nuestro idilio…

Voy a dormir...de Asenat

Voy a dormir con mi mente clavada en tu cuerpo,
Quiero dormir, pero a cambio de un minuto de silencio,
No quiero soñar, al menos que transites por mis sueños
Cerrare mis ojos con tal de verte más.

Es de noche y los grillos aun no cantan
Es de noche y la luna no deja de salir,
¿Que puedo hacer atrapada en mis desvelos?
De media noche hasta el amanecer.

Voy a dormir con tal de hacerte mió
Hoy ni las distancias me habrán de consumir,
Quiero dormir en paz bajo las nubes de otoño
Que cubren mis cielos y te atan desnudo.
Así, solo así quiero dormir de noche,
Para que el sol no caliente el brillo de tus ojos
Ni acalore los poros de tu frente
Y yo las bese por hoy una y mil veces.

Voy a dormir para tenerte cerca
Y los latidos dejen de sufrir,
Que mis años muertos por tu olvido
Resplandezca el nuevo amanecer.
Quiero dormir para vivir contigo
Y si te encuentro no quiero despertar.
Voy a dormir, dormir, dormir, dormir.

Dicen...de Asenat

Dicen que hacer el amor
Es un mágico maravilloso,
Que los pájaros cantan,
Y el cielo se torna azul.

Dicen que las flores perfuman los aires
Y que las azucenas se vuelven de algodón.
Todos cuentan que las almas se iluminan,
Que los besos son de almendras
Que las caricias se vuelven terciopelo
Cuando se juntan para fantasear.

Yo solo sentí tu cuerpo
El sudor que corría por tus brazos,
Por tus piernas, por tus pies.
El radio era el que sonaba,
El cielo se volvió techo,
Las nubes,
Pequeñas manchas que formaban
Figuras extrañas en mi único infinito.

¿Donde habrán quedado las flores?
¿Donde habrá quedado su olor?

No hubo besos almendrados
Sino ensalivadas bocas con sudor.
Nunca acariciamos almas
Solo tocamos unos cuerpos.
Dicen que hacer el amor
Es un impulsivo encuentro
Que se entrelazan las almas
Y se entregan los cuerpos.

El beso...de Asenat

¿A que te saben sus besos?
¿Tienen el sabor a coco con el que me recuerdas?
¿Te hacen cerrar los ojos y transportarte
Allá tan lejos,
Allá tan mágico
Como en el país de los cuentos?

¡¡El beso amor, el beso!!

El que pedías de noche
Y el que exigías de día.

¿A que te saben sus besos?
¿Hay un cielo infinito de estrellas palpitantes,
Que corren y corren y vuelven a correr
Para dejarte cansado?
¿Te saben a escondite
De paseo en la playa?
¿Te saben a noche?
¿Te saben a arena?
¿Te saben a locura?
¿Te saben a todo eso con luz de luna?

¿A que te saben sus besos?
¿Tienen lo mojado de las ansias,
La textura del pretexto,
La forma de lo prohibido?
¿Te saben a mí?
Deja de besar, mientras me encuentres dentro.

¡¡El beso amor, el beso!!
El que solo conociste conmigo.

A ella...de Asenat

A ella nadie la amo,
A ella nadie la quiso,
Ella se quedo con sus ansias
Se quedo con sus gemidos.

No hubo aventuras pasajeras
Que pudiera recordar,
Solo el fracaso absurdo
De morales que cuidar.

Fueron sus manos en ella
La que la hicieron sudar,
El jugueteo de caricias
En su mente y nada más.