Quizás puedas jugar conmigo, atarme, controlarme, mientras intento cambiar mis malos hábitos… el mal hábito de poder controlar ideas, ser mentirosamente inocente ante el enemigo, el mal hábito de no dar explicaciones y hacer de todo como si nada fuera importante. Tener la manía de provocación cuando el café aun no está servido, de fumar cuando al desayuno le faltan seis horas para servirse, de recibir lo que sé que siempre me quieren dar, y si eso no es felicidad, prender la tele y creer que nada ha sucedido.
Puedes jugar conmigo, pero mis malos hábitos quizás puedan ganar. El mal habito de decir las cosas cuando quizás ya no son necesarias. El mal hábito de no creer en las promesas y de esperarlas no importa cuánto. El mal habito de dormir y creer que no estoy soñando, de engañarme cuando necesito de ti, y yo, aun no me puedo encontrar.
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