Mi tristeza
siempre se disfraza de enojo y aburrimiento. Y en ese momento, tú siempre me
abandonas. Nunca me ha quedado más remedio que buscar mi lugar en otro lado. Mis
manos al volante y tras 40 litros de gasolina echados a la carretera y esa música
que me hace llorar, la paz vuelve a mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario